La oferta de bioetanol elaborado a partir de caña de azúcar podría incrementarse hasta 21 veces, según estimaciones del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), de acuerdo con la superficie agroecológicamente apta para ese cultivo. Esta evaluación será presentada el 17 de este mes durante una jornada sobre energías renovables en el Noroeste, organizada por el Instituto y la Universidad Nacional de Salta.
En el encuentro, que se realizará la capital provincial, expondrán varios investigadores del tema, entre quienes se destaca Alejandro Valeiro, coordinador del programa nacional de Cultivos Industriales del INTA, quien anticipó que la producción de etanol aumentará en forma exponencial.
"En la Argentina -explicó Valeiro- hay alrededor de 7,5 millones de hectáreas aptas para el cultivo de caña de azúcar, 2,5 millones de las cuales son muy aptas". Esto permitiría "incrementar en forma exponencial la producción de etanol y resguardar, al mismo tiempo, los bosques nativos, la biodiversidad y la seguridad alimentaria", sostuvo el experto.
La cifra potencial de 7,5 millones de hectáreas para la expansión del cultivo de caña en forma sustentable se determinó en el Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, para lo cual se utilizaron sistemas de información geográfica y herramientas de análisis espacial.
El cultivo de caña es mucho más eficiente que el de maíz en términos de producción de energía por hectárea (bioetanol), por lo que los investigadores recomiendan reorientar la producción.
En función de las áreas potencialmente cañeras definidas desde 2009 se llevan adelante ensayos de variedades de caña en Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y el norte de Santa Fe, además de algunos sectores no tradicionales del NOA, precisó el Instituto.
Pero para sostener una expansión realmente sustentable, el INTA busca determinar las emisiones de gases de efecto invernadero en el cultivo de caña; la eficiencia energética del cultivo; y el desarrollo de tecnologías que eviten impactos ambientales, como la reducción de la quema de caña como práctica de cosecha.
Se estudia a la vez el uso de los efluentes industriales para fertilización de los cultivos; y la generación de energía con los residuos de cosecha o la reducción de los residuos de envases de agroquímicos, señaló el investigador.
"Acompañamos muy de cerca el desarrollo de Brasil, el principal productor mundial de etanol de caña de azúcar", destacó Valeiro, quien consideró que una alianza con ese país resulta "fundamental" para impulsar la producción de este biocombustible.
Según precisó, "en la Argentina hay cerca de 350.000 hectáreas y 10 ingenios que hoy producen bioetanol, mientras en Brasil son ocho millones de hectáreas de caña y casi 500 destilerías, por lo que no tiene sentido competir sino complementarse y asociarse en el desarrollo de tecnología y los mercados que se van abriendo".
Expansión
Valeiro destacó que hay intenciones de expandir la producción de caña de azúcar y distintas empresas consideran la posibilidad de llevar el cultivo a otras regiones que no son las tradicionales.
"De hecho, hay emprendimientos para plantar 5.000, 10.000 y hasta 25.000 hectáreas de caña en Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes para producir bioetanol", explicó el experto.
Esa superficie comprende zonas que actualmente están ocupadas por otros cultivos, por lo que su reemplazo dependerá de una decisión netamente empresarial, concluyó el informe del INTA.